Hidromiel, una bebida de dioses elaborada por hombres

Viking Bad, una empresa que se dedica a elaborar hidromiel

El pasado sábado 17 de septiembre la empresa de hidromiel Viking Bad me invitó a participar en unos de sus talleres de elaboración y cata de hidromiel, así que lo que os traigo hoy es una reseña del evento, y un poquito de mitología nórdica.

Para ponernos en contexto, la historia de Viking Bad comienza cuando Carlos Fajardo —ingeniero químico y en proceso de convertirse en profesor de secundaria— trató de hallar hidromiel para probarlo, y lo que observó es que era difícil de encontrar en España, solo se podría conseguir en internet y, además, era caro.

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Para solucionar estos problemas, en abril de 2015 se embarcó en el proyecto Viking Bad y desde entonces ha estado buscando información, perfeccionando la manera de hacerlo y comparando con otros productores.

Está claro que el mundo de las bebidas es un mundo personal en el que juega un papel importantísimo el gusto propio, pero en mi caso particular, tras pasar por el taller, os diré que, a mi juicio, es un producto excelente con un sabor fantástico. Dulzón, pero sin pasarse.

¿Y qué es el hidromiel? Tal y como nos cuentan los chicos de Viking Bad, el hidromiel es una bebida fermentada de unos 10º de alcohol hecha a partir de miel y agua; de esta primera toma su color dorado y su regusto dulce. Para hacerlo con higiene, se hierve la miel con el agua para dar un mosto. A este se le añade levadura y se deja fermentar sin que exista contacto con el aire (si hay aire daría vinagre de miel) a una temperatura concreta y durante un tiempo concreto, y es en este proceso de fermentación es cuando el azúcar de la miel se convierte en alcohol. Una vez ha acabado, se para la fermentación y ya se puede embotellar y distribuir.

Para estar al tanto de todo lo que hacen los chicos de Viking Bad, acudir a sus talleres, a sus visitas a la nave para ver la elaboración en directo o adquirir sus productos, podéis seguir su página de Facebook.

Os dejo algunas fotos del taller:

Historia y mitología del hidromiel

¿Y qué tiene de mitológico el hidromiel? De mitológico, y de histórico, bastante. El hidromiel está considerado como una de las primeras bebidas alcohólicas que el hombre elaboró, incluso antes que la cerveza, y encontramos menciones a ella en distintos pueblos de la antigüedad.

En Europa, griegos, romanos, celtas, sajones o vikingos, entre otros, habrían elaborado hidromiel. En la Grecia clásica se llamaba «melikraton» y los romanos lo llamaron «aqua mulsum», aunque esta versión era más bien vino de uva endulzado con miel para darle un sabor más acaramelado, considerándolo popularmente como bebida de dioses. En Alemania se han hallado cuernos de vacuno del 2100 a. C. que se utilizaron como vasos, algo que sabemos por los rastros de polen y levadura que contienen. En Asia, en el Rig Vedá —uno de los libros sagrados del vedismo y el texto más antiguo de la India—, también aparece mencionada.

Y, por fin, llegamos a los vikingos. Según la mitología nórdica, el hidromiel es el único alimento que consume el dios Odín. Por otro lado, la mitología escandinava también nos cuenta que cuando los caídos en batalla de forma valerosa, los einherjer, llegaban al Valhalla, la morada de Odín, las valqurias los recibían con un cuerno de hidromiel. Es en este lugar, en el Valhalla, donde entre todos los animales que se mencionan, está la vaca Heiðrún, que produce un hidromiel de una calidad excepcional y que nunca se acaba.

Como vemos, esta bebida aparece en numerosas ocasiones. Pero ¿de dónde viene la importancia del hidromiel para los vikingos?  Hubo un tiempo en el que las dos razas de dioses que existían —Aesir y Vanir— estaban en guerra. Para sellar la paz y crear algo que los uniese para siempre, todos los dioses sin excepción escupieron en un caldero y de su saliva se creó el dios más sabio de todos los dioses, Kvasir. Era tan sabio que podía contestar cualquier pregunta, y así, viajó por todo el mundo respondiendo a las dudas de quienes se cruzaban en su camino.

Un buen día, dos enanos hermanos llamados Fjalar y Galar invitaron a Kvasir a cenar en su cueva, y durante el banquete lo asesinaron. Llenaron un caldero llamado Ódrörir y dos cántaros llamados Són y Bodn con su sangre, la mezclaron con miel y la guardaron. El mejunje fermentó y se convirtió en hidromiel, una bebida que confería sabiduría a aquel que la bebía.

Pero las tretas de los enanos no terminaron aquí; un tiempo después estos invitaron al gigante Gilling a remar con ellos en el mar, chocaron contra una roca y cayeron al agua. Como Gilling no sabía nadar, se ahogó. Le contaron la historia a su mujer y la vieron tan desconsolada que le dijeron que la llevarían al mar, para que viera el lugar donde había muerto su marido, si así se sentía mejor. Al salir de casa, los enanos también la mataron.

El sobrino de Gilling, el también gigante Suttung se enteró y, enfurecido, cogió a los dos enanos, los llevó al mar y los dejó en un arrecife que acabaría cubriendo la marea, hasta que se ahogasen. Los enanos, asustados y temiendo por sus vidas, le ofrecieron a Suttung los calderos de hidromiel que tenían, a cambio de salvar la vida. Al gigante le pareció un buen trato, y se llevó la bebida a su morada, que estaba en el centro de una montaña y se llamaba Hnitbjörg. En la estancia donde dejó el hidromiel apostó a su hija Gunnlod como guardiana, con el objetivo de custodiarla.

Y esta historia llegó a oídos de Odín, el dios no sólo de la guerra y la victoria, sino también de la sabiduría, y decidió que la quería para sí. Se desplazó hasta la montaña de Suttung y embaucó a su hermano Baugi; este tenía nueve siervos que le segaban el heno. Odín vio que necesitaban ayuda con las hoces, cogió la afiladera que llevaba en el cinto y les afiló las hoces. Todos quisieron comprarle la afiladera por lo bien que ahora segaban sus hoces, por lo que Odín la lanzó al aire y los enanos, que todos la querían, empezaron a pelearse y acabaron cortándose el cuello los unos a los otros.

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Baugi taladrando la montaña para que Odín pueda entrar. Ilustración de un manuscrito islandés del siglo XVIII

Entonces Odín, haciéndose llamar Bölverk, le ofreció trabajar para él haciendo el trabajo de sus nueve siervos, a cambio de un sorbo de hidromiel cuando terminase el verano. Así quedaron, pero cuando llegó la hora del pago, Baugi se desdijo aduciendo que él no tenía potestad sobre las cosas de su hermano, pero que podía acompañarle a hablar con él. Fueron, pero Suttung se negó.

Odín, enfadado, y utilizando su poder cambiaformas, se convirtió en una serpiente y con la ayuda de Baugi llegó hasta la parte de la montaña donde se custodiaba el hidromiel, perforó la roca y se deslizó por el agujero. Una vez dentro, adoptó forma humana de nuevo y persuadió a Gunnlod para que le dejase probarlo; pasó tres noches con ella a cambio de un sorbo de hidromiel cada noche. En el primer trago se bebió entero Ódrörir, en el segundo Bodn y en el tercero acabó con Són.

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Suttung persiguiendo a Odín. Ilustración de Jakob Sigurdsson, siglo XVIII

Al descubrir el engaño, Suttung fue a buscar a Odín, quien adoptó la forma de un águila y salió volando de vuelta a Asgard, el mundo de los dioses. Mientras Suttung le perseguía, también con forma de águila, los dioses de Asgard lo vieron y sacaron rápidamente un caldero para que Odín pudiese escupir todo el hidromiel y así volar más rápido; pero sin querer derramó un poquito de hidromiel fuera del cántaro, sobre el mundo de los hombres, llamado Midgard. Estas gotas cayeron sobre los hombres, tocándolos con la habilidad de la poesía. Es decir, los convirtió en poetas, y por ello se le llama el hidromiel de la poesía.

Como curiosidad, os contaré que en nórdico antiguo existe lo que se llama kenning, en plural kenningar, una figura retórica usada en la literatura de los siglo IX a XII de los actuales países de Noruega e Islandia (sobre todo las Sagas) y que tiene la particularidad de nombrar la cosa por una palabra que lo caracteriza debido a una anécdota, reemplazando la parte de la cosa por el todo, o bien simplemente haciendo la asociación por contigüidad. Por ello, a la poesía también se le llama sangre de Kvasir, nave de los enanos, hidromiel de Suttung o licor de Hnitbjörg.

Y hasta aquí por hoy. No os olvidéis de probar el hidromiel… ¡y chin chin!

Bibliografía

  • STURLUSON, Snorri. Textos Mitológicos de las Eddas. Trad. Enrique Bernárdez. Miraguano Ediciones, Madrid, 2002.
  • http://www.hurstwic.org/history/articles/mythology/myths/text/mead_of_poetry.htm
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6 comentarios en “Hidromiel, una bebida de dioses elaborada por hombres”

  1. Yo la he probado y me gustó mucho… Me han entrado ganas de hidromiel y no tengo en casa. ¡Habrá que hacer un pedido de Viking Bad!

  2. Jo, no es por reventar el artículo, pero si esos chicos no encontraron hidromiel en España es que quizás no bsucaron mucho. En Galicia, los 4 “fabricantes” de miel de mi provincia que conozco hacen hidromiel (a pequeña escala) y te venden alguna ‘destrangis’. Según dicen ellos, no les compensa pagar los permisos y tributacionses de un elaborador de bebidas alcohólicas fermentadas para la escasa demanda que hay, pero yo mismo he comprado varias veces alguna caja de 3 botellas (tamaño vino) en Ourense. Sin etiqueta, ni factura ni nada, claro.
    Un saludo, tu blog es genial

  3. Pingback: The Mead of Poetry – The Fairies' Tavern

  4. ¡Muy buenas consideraciones sobre el hidromiel!
    Sin duda, esta bebida tiene un sabor excelente que enamorará a los amantes de la cerveza. Este producto fermentado tiene un gran recorrido en la historia, ¿puedes intuir los motivos? ¡Nosotros recomendamos a todo el mundo probar su sabor!

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